Agua para servicios generales.

El agua cruda es extraída comúnmente de entornos naturales donde es inevitable que se generen microorganismos, ya sea por la materia orgánica que entra en contacto con el agua o por la presencia de microorganismos en el propio entorno acuático. Estos microorganismos pueden incluir bacterias, virus, protozoos y otros microbios que son parte integral de los ecosistemas naturales de donde se obtiene el agua.

Es por esto que se requiere desinfectar el agua, lo que normalmente se hace por medio de hipoclorito de sodio o cloro líquido. La cloración ayuda a mantener la calidad del agua a lo largo del sistema de distribución, evitando el crecimiento de bacterias y otros microorganismos que podrían afectar negativamente la apariencia, el olor o el sabor del agua.

El agua para servicios generales utilizada para suministrar empresas, zonas habitacionales y residenciales, proviene generalmente de fuentes de agua como pozos o aguas superficiales, lo que incluye ríos y lagos. De cualquiera de estas fuentes, en el momento de la extracción del agua para posteriormente transportarse a sus puntos de uso, es inevitable que no existan sólidos suspendidos y sedimentos como lodos, arenas, así como restos de animales o plantas.

La presencia de esta materia en el agua modifica su apariencia volviéndola turbia o poco cristalina, además que pueden transportar otro tipo de contaminantes incluyendo virus y bacterias.

Para retirar estos sedimentos el agua pasa por un tanque que en su interior tiene capaz de medios filtrantes o medios granulares que a través de sus poros y su estructura van reteniendo los contaminantes físicos en suspensión del agua.

Aunque no todos los sistemas de tratamiento de agua utilizan carbón activado, este agente purificador, derivado de fuentes naturales como madera o cáscaras de coco, es ampliamente reconocido por su habilidad para adsorber impurezas y compuestos no deseados presentes en el agua.

El carbón activado elimina sustancias orgánicas, olores, sabores, colorantes y compuestos químicos que podrían afectar negativamente la experiencia del usuario o la operación de los sistemas. Su estructura porosa proporciona una gran área superficial para la adsorción de estos contaminantes. Esto asegura que el agua utilizada en cocinas, baños y otros servicios generales tanto en empresas como en casas cumpla con los estándares de calidad deseados y sea apropiada para su uso sin causar problemas de sabor, olor, apariencia u otros inconvenientes.

En caso de que el agua cuente con altas concentraciones de magnesio o calcio se debe añadir un tratamiento adicional con un equipo suavizador. La importancia de un suavizador en el agua para servicios se debe a que los minerales en altas concentraciones tienen consecuencias directas sobre el sistema de distribución de agua, ya que pueden generar depósitos minerales que obstruyan las tuberías, así como también afectar a los componentes internos de equipos como calentadores y enfriadores de agua (chillers) tanto en instalaciones residenciales como industriales.

Para controlar las incrustaciones los suavizadores usan una resina que retiene los minerales de forma selectiva a través de un proceso químico denominado como intercambio iónico. El agua fluye a través de la resina la cual retiene iones de calcio (Ca2+) y magnesio (Mg2+) gracias a que está cargada por iones de sodio. La resina tiene una mayor afinidad por los iones con una mayor densidad de carga positiva. Los iones de sodio son liberados de la resina y son reemplazados por los iones de calcio y magnesio del agua dura.